El seis de agosto de 1945, Sadako Sasaki dejó de ser un bebé (tenía dos años cuando la bomba atómica estalló sobre Hiroshima) para convertirse en víctima: hibakusa. Enferma de leucemia, peleó con el monstruo cada milésima de los doce años que vivió. Para homenajearla, todos los años vuelan mil grullas de papel en su honor. Una leyenda promete cumplir sus deseos a cualquiera que le arranque al origami esa bandada de pájaros: mitad papel, mitad magia.
Nuestro colaborador Felipe Sérvulo en un viaje a Hiroshima visitó su monumento y se sumergió en su historia comenzando un nuevo poemario. A final de año, le llegó la grata noticia de la concesión de una beca concedida para el fomento de la movilidad internacional de autores literarios, por lo que si las circunstancias lo permiten, volverá junto a Sadako para terminar su obra. Esta vez con el patrocinio del Ministerio de Cultura.
Felipe, hay un dicho usado por muchas personas y circunstancias: «resistir es vencer». No hay duda de que tú resistes en el difícil mundo de la poesía.
Enhorabuena, compañero.