Castelldefels en el Suncine

Por Fernando Lorza

Del 2 al 8 de noviembre se celebró en Barcelona la 29ª edición del SUNCINE, el festival del medio ambiente más antiguo de su categoría. Con sedes en el Instituto Francés, los cines Girona, la Filmoteca de Catalunya y CaixaForum, el festival ofreció tres secciones (Oficial, Miradas y Monarca) cargadas de largometrajes y cortos de temática medioambiental bajo el slogan #meteungolporelplaneta al que se apuntó incluso el Fútbol Club Barcelona. Un festival que nació de la mano de Claudio Lauria, en aquel entonces vecino de Castelldefels y actualmente presidente del festival, y que tuvo sus primeras ediciones en Gavà.

Este año, el festival ha seleccionado dos cortometrajes de dos directoras castelldefelenses: “Olla a pressió: Aiguamolls en perill”, de Judth Siches; y “Cierzo”, de Alba Lorza, las dos graduadas en Comunicación Audiovisual por la Universitat Pompeu Fabra.
“Olla a pressió: Aiguamolls en perill” se incluyó en la sección Miradas y es un documental que plantea la situación actual de este espacio verde de nuestra ciudad, situado en la zona de la UPC, y que “surgió” a partir de la construcción de este complejo. Con un formato clásico de documental de divulgación, Siches echa mano de expertos en naturaleza, personas y grupos comprometidos con la conservación del espacio e imágenes sorprendentes de lo que en él hay actualmente. Un documental muy de Castelldefels en el que han participado un buen puñado de vecinos de la ciudad y que arranca como una de las propuestas de la plataforma “Salvem l’Olla del rei”. Muy didáctico y muy interesante.

“Cierzo” fue a parar a la sección Monarca y es un agradable e intenso documental de creación sobre las Bardenas Reales de Navarra, un espacio semidesértico al sur de aquella provincia con una fisonomía y unas características muy peculiares. El documental recoge algunas voces de las gentes que lo habitan y lo trabajan: pastores que crían su ganado, agricultores que cultivan las tierras de secano y personas mayores que nos traen las vivencias de una época anterior bastante más dura y arraigada a la tierra que la actual. Una pieza delicada y hermosa en la que la banda sonora es el viento (ese cierzo del título que perfila el paisaje y las gentes) y la luz de una tierra aparentemente estéril. Para dejarse transportar.
Dos trabajos hechos con pasión (doy fe de ello) y con resultados más que notables. Si tenéis la oportunidad, no os los perdáis.