Al mítico COMPAS, el chiringuito de la gente guapa, llegaban con su Fiat 147, principalmente, chicas del Turó Park de Barcelona, entre ellas Mónica Boada e Isabel Alerany, modelos de Emporio Armani y Antonio Miró, que visitaban las playas de Castelldefels en los años 80. El local, dirigido por Ángel Rodríguez García y Enric Boixados Orta (hoy vive en Alemania), según Manuel Rodríguez Díaz (1959) el Capo de Playa, era el espacio de los superpijos, y muchos llegaban desde el Liceo de Barcelona con estolas de visón para tomarse una copa y deleitarse con lo último de la música internacional.
Windsurf Club
Otros tantos eran amantes del surf y dejaban sus tablas en el COMPAS para volver otro día. Consta en el Ayuntamiento una autorización para Ángel Rodríguez García para tener tablas de surf en la playa. También para la explotación de 50 hamacas, 50 sombrillas y 10 patines a favor de Jorge Juariste Bordagaray, por un importe de derechos municipales de 80.500 pesetas (484 euros), con fecha 10 de junio de 1986.
Anteriormente habían sido los Baños Sant Jordi Bar Restaurante, un merendero con casetas para los bañistas, del Sr. Castellarnau. Al cierre, fue totalmente reformado y decorado, según nos cuenta Margarita Boixadós Orta, esposa del recientemente fallecido Ángel Rodríguez, y hermana de Enric, que tiene un álbum de fotos con recuerdos de aquella época inolvidable y un tesoro familiar. Menciona fundamentalmente el potencial del surf como actividad principal del chiringuito, deporte por excelencia en la playa de Castelldefels que ellos promocionaron con el aval de importantes patrocinadores.
Según una revista de la época, desde 1979 funcionaba como club de windsurfing, con escuela, tienda y todos los servicios, con un restaurante clásico de comidas catalanas que, por las noches, se transformaba en bar musical a pie de playa. Las mesas de billar americano le daban un atractivo adicional, pero el flash de verdad se lo proporcionaba una terraza blanca total, look tropical junto a la mismísima arena, donde se reunía de 23 a 5 h “la gente más maja de Barcelona”. La nota periodística continúa hablando de los propietarios del COMPAS y su música importada de EE UU y traída desde Londres por los pinchadiscos Carri y Vicente.
El cierre musical de cada noche, como despedida a los visitantes, era la canción de Prince y su banda The Revolution, Purple Rain, literalmente en español “Lluvia morada” y, además, es la banda sonora de la película también llamada Purple Rain. Las mismas notas musicales sonaron en la despedida a mejor vida de Ángel Rodríguez García.
El cubata se cobraba a 400 pesetas (2,4 euros) y el whisky a 575 pesetas (3,45 euros), con un camarero italiano, Giovanni, encantador de serpientes y un buen rollo guapo. Y con un detalle exclusivo: único local con portero para controlar la entrada y los socios del club. Termina la revista comparando el lugar con un paraíso lleno olor y sonidos de playa con el cielo como techo, sin carretera y sin paseos de por medio, es decir, una verdadera gozada.
Como anécdota a destacar, una noche quisieron entrar al local Agustín Marina y África Lorente, pero el portero no los dejó pasar. Al otro día, Ángel y Enric se presentaron en el Ayuntamiento para aclarar esta situación, que se solventó manifestando que el relaciones públicas del local era el Sr. Carlos Zugasti, de Barcelona, que no sabía quiénes eran el alcalde de Castelldefels y su señora.
En el año 1989, y antes de morir de éxito, se dio una vuelta más de rosca y se cambió la noche potenciando el restaurante, según nos cuenta Margarita, con Carmen y Juanita, en la cocina, apoyadas por un excelente servicio de sala. Buscaban en la restauración ofrecer una muy buena calidad para mantener un potencial cliente exigente y de buen paladar que venía de la ciudad condal a Castelldefels. Y muchas modelos utilizaban las instalaciones del COMPAS para hacerse su book o álbum fotográfico para su promoción publicitaria.
El toque especial del chiringuito era el surf que, por medio de su Club de Windsurfing Compas, suponía un polo de atracción para un público deportista que llegaba de todos lados. Se celebraban competiciones y contaban con una escuela para aprender a navegar con monitores especializados. Alquilaban tablas por un tiempo determinado y daban clases en grupo e individuales, ofrecían a los visitantes parking de tablas y de coche a pie de playa.
Otro apunte interesante es que CUSTO empezó con los diseños de camisetas de SURF en la tienda que tenía el COMPAS. Luego fundó la marca Custo Barcelona. Hoy el diseño Custo es famoso en todo el mundo. La vida de Custodio Dalmau Salmon, estrechamente vinculada a la de su hermano David, transcurrió durante la infancia y adolescencia en Barcelona, ciudad que despertaba a las tendencias artísticas procedentes del extranjero, ya fuera a través de las exposiciones de arte, la construcción de modernos edificios o las pasarelas de moda. Y también su paso por Castelldefels, como nos dijeron Enric Boixadós y su hermana Margarita.
En noviembre de 1982 se organizó el Trofeo España del campeonato nacional que fue patrocinado por Mistral, fabricante de tablas, y el Ayuntamiento de Castelldefels. Fue el banco de pruebas de las tablas de surf de la marca Ten Cate, y contaba entre los patrocinadores a Fortuna (tabaco), Ricard (aperitivo), las tablas de Windsurf Sodim y todo lo relacionado con el deporte de la navegación.
Hoy, los amantes de este deporte disponen de aplicaciones en sus móviles, por ejemplo “Magic Seaweed”, que les indica el viento especialmente fuerte necesario para su diversión. Pero en aquellos años el COMPAS llamaba por teléfono fijo a sus socios del tiempo favorable para la práctica de su deporte favorito.
Desde Alemania, Enric Boixadós Orta añade que contaban con un equipo de fútbol sala, creado por Joan Laporta Estruch, presidente del Futbol Club Barcelona, que jugaba una liguilla con el Club Náutico y otros equipos de la zona. Varias fueron las visitas llamativas al COMPAS, como la de la actriz Carmen Maura para grabar un spot publicitario; o la de Helen Folasade Adu, más conocida como “Sade”, cantante y compositora nigeriana nacionalizada británica. O la de jugadores profesionales del Barça y RCD Espanyol de Barcelona.
Es un instrumento de navegación que proporciona una dirección de referencia, “el compás”, y también es un instrumento que sirve para trazar círculos o arcos de circunferencia.
En la playa de Castelldefels su imagen era la de una vela en su logotipo, pero una pala excavadora cambio el viento de repente bruscamente y destruyó una de las imágenes más populares en la promoción de nuestra ciudad.
Un testimonio y una herencia en las playas de Castelldefels con los primeros chiringuitos de hierro, Manuel Rodríguez Díaz, conocido como El Capo, ya estaba ahí. Fue pionero y concesionario de chiringuitos, hamacas, kioscos y patines de agua. El Capo empezó en una época en que los chiringuitos no albergaban la multitud de actividades de ocio de hoy en día, no había suministro eléctrico ni agua. La posibilidad de servir comida o alcohol era impensable. El Capo llegó a tener siete concesiones.
De las siete, conservó una, en el centro de la playa, en la zona de ocio conocida como Playafels. Tras su muerte, su compañera, Raquel Benito Gómez, tomó las riendas de un renovado chiringuito (mojitos, ensaladas, sofás, clases de zumba, conciertos) que seguía en una posición central de la playa: a la altura de la avenida de los Baños, el eje neurálgico de la playa de Castelldefels, que luego perdió en una subasta pública. Sin embargo, el alma de El Capo sigue, Raquel continúa con el negocio gastronómico que heredó de su marido.
Él fue El Capo, el primero que me habló de un chiringuito especial en la playa y que también había sido su inspiración, su motivación para continuar con su trabajo desarrollando el servicio a pie de playa. Me estaba hablando del CHIRINGUITO COMPAS