Por Óscar López
Acerca de este chiringuito, tuvimos ocasión de dar con Fernando Falcó Cot, que nos reveló su paso por este local durante su servicio militar. Sin duda, una experiencia muy valiosa y que Fernando nos contó del siguiente modo: “Así pues, llegué al Xiringuito de la Marina del Paseo Marítimo, frente a la calle 14 bis de la Pineda de Castelldefels, en abril de 1968 de la mano del sargento D. Lorenzo León Arroyo, y por causas que nunca pude haber imaginado.
Todo empezó en julio de 1967, cuando, por sorteo, me tocó hacer la mili (24 meses) como marinero en Cartagena. Una vez allí, y transcurrido un tiempo prudencial, solicité el traslado, por razones obvias, a Castelldefels, el cual me fue denegado provisionalmente por aplicación del reglamento interno que regía a la marinería. Pero en abril de 1968 (sospecho que por gestiones del sargento León) me vi incorporado inesperadamente al Chiringuito de la Marina de Castelldefels. Cuando llegué, me encontré con una instalación moderna pero un poco descuidada, que tuve que poner al día. Era un espacio, situado en la línea del Paseo Marítimo, lado mar, frente a la calle 14 bis, que tendría unos 200 m2. Estaba pulcramente vallado en todo su entorno, con una bonita verja de madera blanca, de unos 80 cm de altura, y con salida al espacio público de la playa.

La Comandancia de Marina de Castelldefels, plano de ubicación elaborado por el Ministerio de Hacienda, en poder del Archivo Municipal y redibujado por Enric Ferrer Batet. Además, véanse los otros chiringuitos en el mismo tramo como Carrasco, Centro Cultural de los Ejércitos y Chiringuito Costa Rica (Xavi), con referencias actuales para lograr una mejor ubicación.
Constaba de una edificación prefabricada con pared de rocalla al lado calle y cristal a los laterales y lado mar. En su interior había una pequeña cocina y un aseo. Era un espacio diáfano con cómodos sofás, una mesa de pingpong, una pequeña barra de bar con sus estantes correspondientes y varias mesas con sillas. En su costado izquierdo había una caseta de mampostería que servía de almacén, en la que se guardaban todos los enseres necesarios para el buen funcionamiento de la instalación, como sillas y mesas de terraza, hamacas, parasoles, aparejos de la mar, salvavidas, etcétera. Me encargaron que estuviera al tanto y cuidado de todas las instalaciones, así como del funcionamiento del bar, y me entregaron 1.000 pesetas (6 euros) para la compra de bebidas y demás productos de consumo. Se me asignó un margen comercial de 1 peseta (0,006 euros) por consumición. En el momento de licenciarme (julio 1969) devolví las 1.000 pesetas
En este espacio solo estaba permitida la entrada y disfrute de sus instalaciones a militares de determinada graduación con sus familias, los cuales siempre fueron amables conmigo, alejados de cualquier parecido con el comportamiento propio de un establecimiento militar.
Siempre, y especialmente en temporada de verano, se colaboraba con todas las necesidades que surgiesen en cualquier momento en la playa como, por ejemplo, atendiendo a niños extra viados y a sus angustiados familiares, así como a cualquier bañista necesitado de ayuda por problemas del baño, hurtos, salud, etc. (téngase en cuenta que por aquellos años en la playa se podían prestar muy pocos servicios de ayuda por parte de la administración, y los bañistas eran muchos).
En el momento de la puesta en marcha del chiringuito, como mis conocimientos de barman eran nulos, no dudé en ponerme en contacto con la familia Julve, propietarios del restaurante Casa Carrasco, en busca de ayuda profesional y consejo, que desinteresadamente siempre me proporcionaron y que siempre agradecí.
Y hablando de Casa Carrasco, siempre me acordaré de esta familia entrañable, y especialmente de la “iaia”, quien, aparte de sus extraordinarias paellas y saber culinario, tenía la sabiduría de predecir el tiempo, con una exactitud increíble, a base de observar el comportamiento de las olas del mar en su deslizamiento por la arena de la playa. Eso me fascinaba por cómo lo adivinaba, y lo he recordado siempre.
Estuve en el Chiringuito de la Marina hasta julio de 1969. A partir de entonces, retomé mi actividad de siempre y ya no supe más de él ni de su entorno.