Chiringuitos Históricos (Castelldefels 1950-1992)

DEL CARMEN: “LA TAPADERA”

Josep Campasol Nogué

Buscando en la hemeroteca, he encontrado una “carta del lector” de Joaquín Arañó, publicada en La Vanguardia del 16 de julio de 1992, que menciona lo siguiente: «Los chiringuitos de Castelldefels ya son historia, recuerdo y parte de los buenos y entrañables momentos de la vida de los que, huyendo de Barcelona, tuvimos la suerte de conocerlos. Las paellas, el mar, la paz, la tranquilidad y los momentos de sosiego, convivencia y reflexión que tan ansiosamente buscábamos y saboreábamos todos los que allí tuvimos la fortuna de ser y estar. La ‘mestressa’, la señora Lola: ‘Què vols, nen!, digueu‐me, macos!’. El cobrador, el Pepitu, quien le ‘valoraba’ a uno con la mirada mientras sumaba con un sordo murmullo. El camarero, Francisco el Paliza: trabajador nato, cariñoso andaluz, filósofo de la vida. Todos ellos y muchos más; para todos hoy es un día triste. Castelldefels no será lo mismo.»

Josep Campasol Nogué, calvo y bajito, el Pepitu, era el que mandaba. Vivió en la avda. de la Pi­neda, nº 12 y falleció por el año 2005. Salió en edad temprana de su casa porque tenía mala relación con su familia, pero con su prima Lola se instalaron en Castelldefels.

En realidad, el chiringuito era, supuestamente, una verdadera “tapadera”, el Pepitu era un portador de caudales desde aquí hasta Andorra y viceversa. También se ocupaba de realizar compras especiales en el Principado y traerlas a Catalunya. Concretamente, entraba con dinero por caminos no comunes al Principado de Andorra. Desconocemos si tenía relaciones con alguna entidad bancaria o si solamente era un mandado.

El punto de partida era Castelldefels, exactamente en el chiringuito del Carmen y los días de especial traslado eran los lunes al estar de fiesta por descanso semanal. De este modo, Josep amasó una pequeña fortuna y su hombre de confianza fue Francisco, su amigo y camarero, con quien compartía largas horas de tertulia. Josep poseía importantes propiedades en la avda. de Pineda, donde estaba la rosticería La Pineda, de Antonio Ibáñez (hoy rosticería La Rosita), con quien compartió varias fiestas de Navidad y Año Nuevo.

Él tenía pensado antes de morir dejar sus bienes a un par de amigos. Un lunes pensaba ir al notario, pero una enfermedad lo llevó al hospital y ya no volvió. Su hermana llega de Zaragoza como única heredera y procede a la venta inmediata de los bienes de Pepitu. El juzgado con el procedimiento 206/2005 de primera instancia de Gavà solicitó por medio de un edicto judicial una correspondiente declaración de herederos, que se refiere al procedimiento judicial sobre la herencia y la adjudicación de los bienes del que muere sin dejar testamento. Tienen derecho a reclamar dentro de los 30 días acreditando grado de parentesco con el fallecido. Desconocemos cómo terminó la causa y quién se ha presentado a reclamar.

Me he acordado de aquella película protagonizada por Tom Cruise, The Firm (La Tapadera), una película estadounidense de 1993, dirigida por Sydney Pollack. Al protagonista, como a Pepitu, le hacen una oferta irrechazable, ya que la mayoría de sus clientes actúa al margen de la ley malversando dinero y otros asuntos oscuros.

Hay anécdotas que marcan la personalidad de Pepitu, Josep Campasol Nogué, como cuando el día del derribo del chiringuito del Carmen, según cuenta el vecino José Álvarez Lázaro (1958), Pepitu estuvo buscando entre los escombros del edificio el dinero que tenía guardado. Con ayuda de un compañero llegó a localizarlo, pagando una buena recompensa por ello. El director del banco donde depositaba sus ingresos manifestó que aquel hombre pelado y bajito tenía cara de póker, y que no gozaba de ninguna expresión su rostro. Una persona correcta, amable y amigo de sus amigos.